Los celos, en contra de lo que puede parecer y de lo que sugieren muchas de las letras de canciones, argumentos literarios o guiones de películas, no siempre son consecuencia de un gran amor, no son un indicador de cuanto llegamos a amar, a necesitar o a desear al otro.
Los celos son un sentimiento humano natural, como lo es la tristeza, la preocupación, etc. Lo sufrimos todos los seres humanos.
Ahora bien, antes de seguir tenemos que puntualizar que estamos hablando de ponerse celoso ya que no es lo mismo “ponerse celoso” que “que te pongan celoso” a través de preocupaciones obvias.
En muchas situaciones donde los celos son los protagonistas hay, más que amor y deseo, otras causas relacionadas:
– Sentimientos de posesión del otro
– Necesidad de controlarlo todo
– Inseguridad en uno mismo
– Celos hacia la vida emocional/social del otro
Hombres y mujeres
Los sentimientos que las mujeres experimentan cuando sufren celos se asocian principalmente con la tristeza y con la idea de abandono.
Los hombres, por otro lado, tienden a experimentar un mayor porcentaje de rabia y furia.
De todas maneras, se ha averiguado que la sensación de buscar proteger lo que uno quiere es el sentimiento de compartir por ambos géneros.
Pero, ¿dónde está el límite?
Una persona puede aguantar los celos hasta el momento en que deja de hacer cosas habituales en su vida para evitar que su pareja se enfade.
Cuando los celos sobrepasan el límite, se impone de manera muy negativa en la pareja. Aparecen las discusiones por cualquier motivo y un empobrecimiento de las relaciones sociales ya que cualquier gesto, movimiento, mirada o conversación pueden ser motivo de discusión.
Por lo tanto, en general, el límite se tiene que poner cuando se percibe un daño (físico, moral y/o psicológico) y el malestar consecuente interfiere en el bienestar del día a día.
Si ya nos encontramos en esta situación, lo mejor es acudir a un profesional; si se está en pareja es mejor acudir los dos juntos ya que los dos están involucrados.
Tenemos que puntualizar que los celos patológicos tienen un proceso terapéutico largo ya que se tiene que cambiar toda la manera de percibir la realidad y de sentir sobre uno mismo y los demás.