Podríamos empezar este artículo con una simple e importante pregunta ¿qué imagen tienes de ti mismo/a? Planteo esta pregunta porque la respuesta determinará cómo y de qué manera ves la vida.
Descubrir una infidelidad produce sí o sí un shock emocional, tanto si lo descubres progresivamente como si lo sabes de golpe. Si que es verdad que hay varios factores en cada caso que hacen que el significado psicológico y emocional sea diferente. Por ejemplo, para la mayoría de las personas no es lo mismo una aventura con una prostituta que un affaire con un familiar o amigo cercano, ya que en el segundo caso se añade la traición.
Al mismo tiempo, hay casos ambiguos, como son las relaciones con una persona del sexo contrario al de tu pareja o las nuevas tecnologías, o en vez de infidelidad se puede llegar a considerar como una “experimentación puntual”.
Por lo tanto, como se gestione una infidelidad tanto por parte del infiel como de la víctima, dependerá mucho de cómo entiendan el concepto de infidelidad (relaciones sexuales, emocionales, románticas).
¿Qué efectos sufre la víctima de una infidelidad?
Cognitivos
- Pensamientos obsesivos sobre lo que ha pasado, llegando en ocasiones a ser incontrolable.
- Cambio en la forma de ver al infiel y la relación de pareja, se rompe la confianza perdiendo la seguridad de la relación y deteriorando la relación de futuro.
Conductuales
- Reacciones de agresividad
- Evitar al infiel
- hipervigilancia
Emocionales
- Sufrimiento emocional (rabia, ridículo, depresión, ansiedad…), reacciones parecidas al trastorno por estrés postraumático. Cuando una persona se encuentra sufriendo estos efectos, lo primero que se aconseja es intentar mantener la calma. No se debe tomar ninguna decisión precipitada. Puede haber arrepentimiento (por ejemplo, explicarlo a otros). Se acostumbra a darse diferentes fases:
Fase de montaña rusa, en la que se dan tormentas emocionales. Se tiene que trabajar mucho, bien evitando dejar aspectos a tratar que pueden afectar a un futuro tanto en la actual relación como en una nueva pareja (inseguridad, miedos, autoestima…).
Fase de “moratoria”. En la que se reflexiona sobre lo que ha pasado y se trata de entender, buscando el significado de lo que ha pasado. Evaluar la relación de pareja y la infidelidad.
Una vez aquí se pueden dar dos caminos diferentes, son igual de lícitos y todo dependerá de lo que sienta y se esté dispuesta a hacer:
Decidir la separación: donde es importante hacer el proceso de adaptación y cierre.
Decidir la reconciliación y reconstrucción de la relación de pareja: donde se tendrá que reescribir el contrato base de la pareja, estableciendo unas pautas para llevarlo a cabo, así como se tendrá que trabajar el restablecimiento del vínculo, la confianza y el amor de la pareja.
Hay casos que se quedan en la segunda fase sin tomar ninguna determinación ni camino, pero estos casos llevan a que otros factores bloquen el proceso como, por ejemplo, la dependencia emocional.
Por lo tanto, sea cual sea la decisión, lo importante es realizar correctamente el proceso, superando solo o con la pareja, la infidelidad. Si esto vemos que no lo sabemos hacer y que nos sigue afectando en algunos aspectos, es el momento de acudir a un profesional para que nos ayude.
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