La identidad sexual, la identidad de género y la orientación sexual son partes fundamentales que constituyen quiénes somos. Todos tenemos un sexo, un género y una orientación. Se encuentran asociados entre sí, pero son conceptos diferentes. Actualmente los temas sobre sexualidad están en boca de todos diariamente, que junto con la investigación en esta temática ha hecho emerger diferentes conceptos, teorías, clasificaciones y realidades a nuestro alrededor. Muchos de éstos son desconocidos y nos perdemos con tanta información nueva. Tanto género como sexo son temas complejos, a continuación encontraréis unas definiciones simplistas que nos pueden ayudar a aclararnos y entender.
La identidad sexual es el sexo biológico que se nos otorga al nacer, normalmente cuando interpretan nuestros genitales, como masculinos o femeninos. Y digo interpretan porque a veces no resulta tan claro afirmar si se trata de un niño o de una niña. Esta ambigüedad en la genitalidad puede ser debida a múltiples causas, por ejemplo hormonales durante el embarazo; en estos casos, se clasifican como intersexuales. Además de por los órganos sexuales, tanto internos como externos, el sexo biológico también viene indicado por los cromosomas (XY para los hombres y XX para las mujeres) y las hormonas.
Es importante no confundir identidad sexual con identidad de género. Esta última es el sentimiento propio sobre nuestro género, es decir, si nos identificamos como una identidad femenina, masculina o andrógina (cuando se encuentran rasgos tanto masculinos como femeninos por igual, sin haber una dominancia de uno de ellos). Se expresa a través de nuestra apariencia, la forma en la que actuamos, nos relacionamos y nos sentimos. El género está fuertemente influenciado por las expectativas sociales y culturales sobre cómo se debe pensar o actuar según se pertenezca a un sexo u otro; es lo que se conoce como roles de género, dado que ser hombre o mujer no solo es un estado biológico, sino también social y legal.
Si nuestra identidad de género y nuestra identidad sexual coinciden seríamos clasificados como cisgéneros. En cambio, si nuestra identidad sexual y nuestra identidad de género difieren, por ejemplo si nos sentimos hombre habiendo sido asignados al nacer como mujer, se nos identificará como transgénero.
Por orientación sexual entendemos hacia donde se dirige nuestro deseo y atracción sexual. Aunque existen múltiples teorías, y a pesar de que existe alguna base biológica, se desconocen las causas de qué nos lleva a sentirnos atraídos por un sexo. Existen diversas etiquetas, las principales serían:
- Heterosexual. Una persona se definiría como tal cuando su deseo se dirige hacia personas del sexo contrario.
- Homosexual. La persona que se siente atraída por su mismo sexo. En el caso de los hombres se les conoce como gays, y las mujeres como lesbianas.
- Bisexual. Aquella persona que puede sentir atracción y deseo por cualquier sexo indistintamente.
- Asexual. Esta etiqueta engloba a aquellas personas que no sienten atracción sexual.
En la combinación de estos tres conceptos aparecen múltiples opciones, algunas más o menos predominantes. Conocerlos nos permite ampliar nuestra mirada, además de romper con estereotipos de normalidad que simplifican. También para conocernos a nosotros mismos y nuestra forma de relacionarnos con el mundo, y aprender a respetar la forma en que lo hacen los otros. Es importante saber que existen más realidades más allá del modelo binario tradicional que ha limitado y limita muchas formas de sentir y estar en el mundo. La normalidad es arbitraria y el modelo aceptado hasta ahora es obsoleto y limitador para abarcar la realidad, que existen múltiples variantes y un gran rango de facetas donde se puede situar un ser humano. El conocimiento de las diferentes realidades y el respeto hacia la experiencia de cada individuo hace una sociedad más acogedora, libre y feliz para todos.