Algo que escucho de mis pacientes como terapeuta de pareja de forma constante en las sesiones es: nunca nos habíamos planteado que una relación se debe trabajar, siempre hemos pensado que fluye y ahora en terapia nos damos cuenta que no es así. 

Socialmente no se habla de cómo construir una relación. Vemos por redes, películas, medios de comunicación, etc. que conoces a alguien, conectas y todo fluye sin invertir esfuerzo. Pero eso llega un día que se termina, se habla de los 3-6 meses, cuando las hormonas, el enamoramiento y la euforia empieza a disminuir y entonces aparecen las primeras discusiones o desacuerdos que generan tensión y reducen el bienestar de la pareja. 

Falta consciencia social sobre qué significa ser pareja, nos hablan del nosotros, de ser equipo, de cuidar la relación, pero ¿Cómo se hace? ¿Qué significa ser equipo? ¿Cómo se cuida el yo y el tú dentro de la relación? Son preguntas que ni nos planteamos porque no reflexionamos sobre la pareja ni tenemos conocimiento de ello. 

Lo primero es conseguir tener trabajado el yo, saber gestionar las propias emociones, saber identificar qué necesito en mi vida y buscarlo para tener bienestar emocional y, por supuesto, también saber expresar esas necesidades desde la asertividad sabiendo poner límites y ayudando a que el otro las conozca. Siempre nos dicen que para poder tener pareja hay que estar bien con uno mismo, yo siempre digo que no es tanto estar bien (considero que nunca estamos bien 100%) sino conocerse y saber autogestionarse. 

En segundo lugar se trata de conocer al otro, de saber cómo funciona, cuáles son sus necesidades, en qué forma entiende el concepto de pareja y qué necesita de una relación. Muchas veces nos centramos en la idealización, en lo que creemos que es el otro y lo que nos gustaría y no nos paramos a conocer quién es realmente. Este punto debe ser mutuo, ambos miembros estar en esta actitud y predisposición porque sin ambos no se puede pasar al tercer punto necesario para poder formar equipo. 

Y, por último, hace falta generar el nosotros, generar una unidad sin olvidar que las partes (cada miembro de la relación) tienen su individualidad. Hace falta crear esa sinergia, esa conexión para ser una pareja como tal, hacer actividades conjuntas, tener un lenguaje propio y único de la pareja, cuidar a la relación en general para conseguir la complicidad y el ser equipo. 

Con todos estos tres puntos comentados se puede conseguir una relación plena, saludable y con un gran potencial positivo.